Arcatao: la misión de Monseñor Romero a las madres guadalupanas (Hijas de María Inmaculada de Guadalupe)
Este 24 de marzo 2022 se cumplen 42 años del martirio de San Oscar Arnulfo Romero, el primer santo de la iglesia católica salvadoreña, sacerdote trascendental que luchó, incansablemente, por los derechos humanos en El Salvador hasta el día de su asesinato, mientras celebraba una misa en la capilla del hospital de la Divina Providencia, a manos de un escuadrón de la muerte.
Bien sabemos que Monseñor Romero fue muy cercano al Colegio Guadalupano y la congregación de Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, a quienes Monseñor se refería como “las hermanas guadalupanas”.
Buenos y gratos momentos son recordados por ex alumnas y religiosas durante las visitas de San Romero a la casa Guadalupana. Es un hecho histórico el acompañamiento que Monseñor Oscar Arnulfo Romero dio a la institución, estando presente en la celebración del 50 aniversario de fundación del colegio.
La Misión
En 1977, San Oscar Romero, en ese entonces arzobispo de San Salvador, encomendó una misión muy importante a las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe.
A raíz del asesinato del padre Rutilio Grande muchas parroquias quedaron sin sacerdote y sin atención religiosa. Por este motivo, Monseñor Romero encargó a la congregación la atención pastoral de la Parroquia San Bartolomé Apóstol Arcatao, en el departamento de Chalatenango. Este municipio es muy lejano a la capital y próximo a la frontera con Honduras, con cerca de 113 km de distancia en carretera. Entre las tareas encomendadas se encontraba el acompañamiento, la formación de la comunidad y el crecimiento de la parroquia desde el Evangelio.
Trabajo pastoral en Arcatao
Madre María Nicolasa Ramírez (HMIG), una de las colaboradoras de Monseñor Romero en esta misión, aseguró en una entrevista que el objetivo de Monseñor era “despertar ese deseo de todo el pueblo de Dios, de transformar la realidad desde el evangelio”.
Arcatao era una zona con muchas necesidades, tanto así que Madre Nicolasa asegura que era evidente la necesidad y pobreza de la población y el hambre de Dios en estas comunidades.
Durante la misión se prepararon catequistas que representaban a los sectores, se evangelizó a la población, la misma comunidad se acercaba desde los cantones aledaños a la parroquia.
“Monseñor nos decía que teníamos que estar muy atentos a las necesidades, no sólo materiales, sino también espirituales y de formar las comunidades. Él nos encargaba mucho esto, en momentos que la represión era bastante fuerte en el país y en en la zona chalateca”. asegura Madre Nicolasa.
Entrevista realizada a Madre Nicolasa por Mons. Carlos Enrique Samaniego, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México
Repercusiones
A la pregunta sobre si existió repercusiones por el trabajo pastoral en Arcatao, madre Nicolasa contestó: ”desde luego, a raíz de este compromiso, de estar caminando con nuestras comunidades y el pueblo en Arcatao, fuimos tomadas presas en dos ocasiones, la primera fue en mayo de 1979, después de una gran represión al pueblo en San Salvador, donde murieron muchísimas personas. Nos organizamos inmediatamente todos los sacerdotes y religiosas de la diócesis para pedir que se permitiera sacar a muchos heridos que estaban en catedral refugiados y los cuerpos de los que habían asesinado. En ese momento nos tocó participar en una comisión de diálogo con la Cruz Roja, para pedir que el gobierno dejara el cerco militar que había puesto alrededor de la catedral para poder dar auxilio a todos los que lo requerían. Después de tres días de este acontecimiento, y que ya estábamos en Arcatao, llegaron y nos sacaron del convento y nos fueron a dejar a la frontera con Guatemala”. Tras una serie de diálogos las madres lograron regresar a El Salvador.
Posteriormente, en 1980, las religiosas vuelven a ser encarceladas y liberadas tras otro diálogo y la ayuda de Monseñor Romero.
”Constantemente fuimos hostigadas por ellos, nos perseguían para dónde íbamos. Querían atraparnos mientras evangelizabamos a la gente, pero Dios nos ayudó a evadirlos”, señala madre Nicolasa.
La Misión se Cumplió.
Las hijas de María Inmaculada de Guadalupe trabajaron arduamente por la misión de Arcatao. Cumpliendo los objetivos que se buscaban. En 1980, antes del asesinato de Monseñor Romero, nuestras religiosas de esta misión regresan a México.
Madre Nicolása narró en una entrevista de 50 minutos los detalles sobre el acompañamiento a Monseñor Romero. En esta producción habla sobre el carisma de Monseñor Romero, su capacidad de organización, y de la gestión de su trabajo pastoral en favor de la población.